Unos conocieron el bar en directo, in situ. Otros a través de la lectura del libro "Noches de BV80" de Valtueña. A muchos les suena por el tema "Negativo" de Bunbury (las noches del BV80 escapando a tocar...). También hay algunos que piensan que todavía existe. Sea como fuere, el bar BV80 vive. Es nuestro deseo que así sea. Por eso convocamos este concurso. ¡Échale imaginación y participa!

jueves, 29 de marzo de 2012

4. "El Harris"


Una noche en el BV80 con Ed Harris
Autor: Matilde Quena Mos [Zaragoza-España]
Subtítulo: "El Harris"

Esa noche tenía ganas de salir, de perderme en el murmullo de la ciudad, había recibido una mala noticia y no quería irme a la cama con la mente castigándome sobre el asunto y dar vueltas sin parar y sin poder conciliar el sueño… Hacía frío y estaba empezando a llover. Aún así me decidí. Me puse el abrigo, fui en busca de una buena bufanda al armario y con el paraguas en mano salí a la calle.

Me encontré mejor al respirar el aire húmedo de la noche, la ciudad estaba tranquila y caminé sobre el asfalto mojado. Fui paseando sin intención de buscar conscientemente la dirección a seguir, pero mis pasos me llevaron casi sin darme cuenta al BV80. Lo había frecuentado muchas veces, tenía muy buen ambiente y siempre encontraba a alguien conocido por allí, era un buen sitio para tomar una copa. Sonaba la música y las risas de todos los que allí estaban. Saludé a Josemari y enseguida preparó mi copa, él sabía lo que me gustaba en cada momento, nunca necesitaba decírselo. Eché una mirada alrededor, esa noche estaba el ambiente cargado de humo, muy cargado, todos estaban eufóricos, fumando sin parar, se celebraba el “día del fumador”. Después de la ley antitabaco, las protestas continuadas y enérgicas que se habían hecho en su contra no habían podido anular el efecto “sin humos” que ahora se respiraba en todos los lugares públicos… pero se había conseguido a modo de consolación ese “día” donde todo se podía fumar y en cualquier parte que apeteciera.

Yo apenas fumaba ya, pero siempre llevaba un paquete de cigarrillos en el bolso, no sé por qué, tal vez para convencerme a mi misma de que aún teniéndolos tan cerca ya no los necesitaba… pero esa noche sentí de repente un irresistible deseo de encender uno también. Eché mano al bolso y busqué el paquete, revuelto entre el monedero, los pañuelos de papel, un carmín y las llaves, saqué el pitillo y me disponía a pedir fuego cuando de repente, ante mis ojos, apareció un brazo vestido con americana negra y mechero en mano alargándose hasta el cigarrillo que sostenía mi boca; el chasquido que se produjo al prender la llama me hizo girar la cabeza para ver a quién pertenecía ese mechero “bic” que con tanta elegancia se había encendido… mis ojos se encontraron con los de Ed, sonrientes, como su boca, en la que empezaba a dibujarse una sonrisa dejando ver unos dientes blancos y perfectos a la vez que uno de sus ojos me hacía un guiño. La sorpresa hizo que dudara un momento de lo que veía, pero enseguida mi mente me hizo recapacitar… Como no! Estamos en el BV80… ya he dicho antes que allí siempre encontraba a alguien conocido… y él lo era, ya lo creo, aunque fuera la primera vez que lo veía en carne y hueso.

Esa noche, gracias al guiño de Ed, el cual fue el comienzo de una hermosa amistad, “El Harris” le llamo ahora… y al mechero “bic”, pude conciliar un sueño enormemente reparador como pocas veces había tenido desde hacía mucho tiempo.

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