Una noche en el BV80 con Ed Harris
Autor: Torrente 96
Subtítulo: 80 buenas victorias
Al bueno de Ed me lo presentó el dueño de una sala que tuvo su momento de gloria en Zaragoza a caballo de dos décadas que nos marcaron sin duda pa los restos.
Desde el elegante antro cultural dinamizador/dinamitador de conciencias BV80, mi amigo Jose Mari B. Valtueña, Valtueña o simplemente Valtu conocía, a pesar de mi juventud, mi precoz activismo en dos frentes; el periodístico, emitiendo un programa diario en Radio Antena del Ebro y militando por la regularización de las que desde el Poder calificaban como Radios Piratas, pero nosotr@s preferíamos el nombre, sin duda más romántico, de Ondas Libres y por otra parte, ya entonces estaba poseído de una pasión enfermiza por las buenas películas, por el cine bien hecho, aunque mis espectativas de calidad solían estar rodeadas de muchas otras de dos tipos; de humo y de ruido. La Fabrica de Sueños en particular y el propio fenómeno de la Linterna Mágica, entretenían buena parte de mi tiempo, especialmente desde que, poco tiempo atrás, había conseguido un currillo a media jornada en la oficina que la Federación Aragonesa de Cineclubs, alternativa real a las cada vez menos en cantidad pero más monopolizadas salas comerciales, mantenía en la calle Boterón junto a la de la Filmoteca de Zaragoza.
Pero si el amo del garito me requería a que adelantara unas horas mi cotidiana visita, el asunto seguro que tenía su enjundia, y a los cinco minutos de mi llegada fuí plenamente consciente de ello.
El guiño de Marisa a mi paso desde el otro costado de la barra fue acompañado de un movimiento de cabeza indicando que se me esperaba al fondo del local, en el reservado donde tras pasar un tramo dotado de cómodos sofás, se llegaba a la mesa del dueño, un despacho en toda regla donde se gestionaban numerosos bolos culturales cada día, con estupendos programas de fin de semana y conciertos sorpresa que se conocían a menudo con apenas un día de margen de promoción.
Este era el caso, pues en 24 horas el escenario del BV se llenaría con la locamente energética guitarra de Wilko Johnson en su primera gira europea tras dejar un par de años atrás Dr. Feelgood y sólo hacía unos meses los Blockheads de Ian Dury. Tras un enorme éxito en la Sala Universal de la madrileña Plaza de Manuel Becerra el tremendo Wilko haría una parada con show en directo en nuestra ciudad, antes de seguir ruta hacia Barcelona donde ya estaban vendidas todas las entradas del concierto previsto en la sala Zeleste.
Hasta ahí todo entraba en los parámetros de la frenética actividad que nuestra juventud y algún que otro recurso de colores nos permitía llevar, mas la sorpresa fue cuando me confirmó la identidad de un tipo de unos 30 años con ya un escaso pelambre al que reconocí antes incluso de que Valtu tuviera a bien indicar la acción. Tiempo suficiente para recordar que unos meses atrás habíamos proyectado “Coma” un film de suspense con trasfondo sanitario dirigido por Michael Crichton en el que nuestro prota se veía envuelto en una trama de intereses urdida por un joven Michael Douglas.
Y ahí estaba todo un actor de Hollywood, aún inconsciente de sus logros futuros, intentando la difusión europea del film Cabo Blanco, fallido remake de Casablanca con Charles Bronson asumiendo el rol protagonista, sin éxito en los USA.
Al día siguiente se estrenó en Zaragoza y ahí estuvimos 80 cinéfilos, buena parte de los cuales no queríamos llegar tarde el concierto del BV80.
¿Y Ed Harris? Su carrera viento en popa. Pelis buenas como; Elegidos para la gloria, Apolo XII, Las Horas o El Show de Truman y algún Golden Globe.
El día que gane su primer Óscar prometió llamarme...
Desde el elegante antro cultural dinamizador/dinamitador de conciencias BV80, mi amigo Jose Mari B. Valtueña, Valtueña o simplemente Valtu conocía, a pesar de mi juventud, mi precoz activismo en dos frentes; el periodístico, emitiendo un programa diario en Radio Antena del Ebro y militando por la regularización de las que desde el Poder calificaban como Radios Piratas, pero nosotr@s preferíamos el nombre, sin duda más romántico, de Ondas Libres y por otra parte, ya entonces estaba poseído de una pasión enfermiza por las buenas películas, por el cine bien hecho, aunque mis espectativas de calidad solían estar rodeadas de muchas otras de dos tipos; de humo y de ruido. La Fabrica de Sueños en particular y el propio fenómeno de la Linterna Mágica, entretenían buena parte de mi tiempo, especialmente desde que, poco tiempo atrás, había conseguido un currillo a media jornada en la oficina que la Federación Aragonesa de Cineclubs, alternativa real a las cada vez menos en cantidad pero más monopolizadas salas comerciales, mantenía en la calle Boterón junto a la de la Filmoteca de Zaragoza.
Pero si el amo del garito me requería a que adelantara unas horas mi cotidiana visita, el asunto seguro que tenía su enjundia, y a los cinco minutos de mi llegada fuí plenamente consciente de ello.
El guiño de Marisa a mi paso desde el otro costado de la barra fue acompañado de un movimiento de cabeza indicando que se me esperaba al fondo del local, en el reservado donde tras pasar un tramo dotado de cómodos sofás, se llegaba a la mesa del dueño, un despacho en toda regla donde se gestionaban numerosos bolos culturales cada día, con estupendos programas de fin de semana y conciertos sorpresa que se conocían a menudo con apenas un día de margen de promoción.
Este era el caso, pues en 24 horas el escenario del BV se llenaría con la locamente energética guitarra de Wilko Johnson en su primera gira europea tras dejar un par de años atrás Dr. Feelgood y sólo hacía unos meses los Blockheads de Ian Dury. Tras un enorme éxito en la Sala Universal de la madrileña Plaza de Manuel Becerra el tremendo Wilko haría una parada con show en directo en nuestra ciudad, antes de seguir ruta hacia Barcelona donde ya estaban vendidas todas las entradas del concierto previsto en la sala Zeleste.
Hasta ahí todo entraba en los parámetros de la frenética actividad que nuestra juventud y algún que otro recurso de colores nos permitía llevar, mas la sorpresa fue cuando me confirmó la identidad de un tipo de unos 30 años con ya un escaso pelambre al que reconocí antes incluso de que Valtu tuviera a bien indicar la acción. Tiempo suficiente para recordar que unos meses atrás habíamos proyectado “Coma” un film de suspense con trasfondo sanitario dirigido por Michael Crichton en el que nuestro prota se veía envuelto en una trama de intereses urdida por un joven Michael Douglas.
Y ahí estaba todo un actor de Hollywood, aún inconsciente de sus logros futuros, intentando la difusión europea del film Cabo Blanco, fallido remake de Casablanca con Charles Bronson asumiendo el rol protagonista, sin éxito en los USA.
Al día siguiente se estrenó en Zaragoza y ahí estuvimos 80 cinéfilos, buena parte de los cuales no queríamos llegar tarde el concierto del BV80.
¿Y Ed Harris? Su carrera viento en popa. Pelis buenas como; Elegidos para la gloria, Apolo XII, Las Horas o El Show de Truman y algún Golden Globe.
El día que gane su primer Óscar prometió llamarme...
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