Unos conocieron el bar en directo, in situ. Otros a través de la lectura del libro "Noches de BV80" de Valtueña. A muchos les suena por el tema "Negativo" de Bunbury (las noches del BV80 escapando a tocar...). También hay algunos que piensan que todavía existe. Sea como fuere, el bar BV80 vive. Es nuestro deseo que así sea. Por eso convocamos este concurso. ¡Échale imaginación y participa!

lunes, 31 de diciembre de 2012

8. ¡Inaccesible para los demás!


Una noche en el BV80 con Fernando Arrabal
Autor: Cala Nevado Cerro
Subtítulo: ¡Inaccesible para los demás!

Teresa, escuché de pronto en la puerta de entrada; como es mi nombre; me gire hacia la derecha al escucharlo. La voz venia de allí, estaba segura pero, por ese lado nadie parecía mirarme, tampoco me saludaban moviendo la mano o haciendo algún gesto. Llamaran a otra, pensé, y terminé de entrar en el BV80.

La cafetería estaba a rebosar de gente muy elegante, y yo apenas si me había detenido en el espejo, salí con muchas prisas de casa y con mi titulo de enóloga recién enmarcado. Dentro, visioné los dos paramentos más cercanos a la barra y me apoyé en uno de ellos. Quede iluminada, como una ventana, por un cartel de cerveza Pilsen, como era bonito lo contemplé; no así al camarero. Distraída por el aspecto hippy de Fernando Arrabal, que hablaba a borbotones entre la gente, por fin lo hice; y pude saborear una espuma única al acercarme la caña a la boca.

Inesperadamente me murmuró algo el escritor, acercándose hasta mí, al fin comprendí que hablaba acerca de mi título. Insistió varias veces en querer leerlo y en hablar de vinos, seguramente para llamar mi atención, pensé; yo, hasta entonces, permanecía entretenida con la colección de vasos de la cerveza alemana -¡Merecía esta felicidad!- le dije entusiasmada por el sabor, y en un momento, no tomamos algunas más.

Mi estilo informal le llamó la atención. –Hacemos tú y yo buena pareja, dijo. Mírate, vamos los dos de morado y marrón. A ti te va bestial, tienes unas caderas ideales, y ese pantalón tan corto queda fabuloso en tu cuerpo. Por qué no hablamos en algún sitio más tranquilo, el BV80 está a rebosar; no sé si conoces que todo este lio es mi homenaje. A pesar del derecho de admisión están desbordados.- En mi casa, dije animada; recordando mi tesis sobre su poesía.

Su fama de superviviente de la modernidad me puede alumbrar el doctorado que ya lo tengo a medias. Y, a él parece interesarle la calidad de la última añada y su química. Veo muy claro, desde que se acercó, como me baboseaba el escote con los ojos. Vale, conteste. Allí nos podemos relajar los dos de este día tan duro.

Espera un momento, le dije, necesito unos toques de color en la cara; he salido escapada de casa y casi con desgana, me habían dicho que eras inaccesible. Me observó con un gesto de niño malo, entre irónico y sorprendido- ¡inaccesible soy para los demás! no para ti.- Balbuceo sonriendo, -introdúceme en tu casa cuando quieras.- y toqueteo su pelo cano con calma. Riendo, se deshizo el nudo de la corbata morada, desabrochó uno a uno los pequeños botones de nácar de su camisa, también morada; cayendo imantada al suelo, junto a sus lujosos zapatos negros de charol. De un toque suave, uno tras otro, me recorrió los hombros con sus manos, jugó con mi fina pulsera de aro, y con el lóbulo ciego de su oreja. Repitió idéntico gesto, en sus codos doblados. Y carcajeándose, me pidió hacer una entrevista indefinida.


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